viernes, 17 de enero de 2014

LOS ROSTROS DE LA POBREZA

CGS Responsable: Amanda Rut López Loaiza
Objetivo de la Actividad: Sensibilizar en torno a las familias de la estrategia.
Caminando a través de la ciudad, agotadoras jornadas de trabajo de campo me han puesto frente a los diferentes rostros de la pobreza. Hombres, mujeres y niños que luchan por sobrevivir en medio de difíciles circunstancias que han surgido de la desigualdad social.

Desde el entorno de las humildes casas hasta el más profundo rincón, cada mirada entraña carencias, dificultades de todo orden, penalidades y dramas que ellos por sí solos no logran descifrar.

No puedo enfocar este escrito a una familia en particular que en su lucha haya logrado superar sus dramas aunque sé que existen muchas. La razón es que mis escasos días de trabajo no me dan la posibilidad de conocer a profundidad la dinámica de mis familias, pero sí puedo decir que en cada rostro veo esperanza, en cada par de manos laboriosas veo como se agita el ansia de progresar, en cada niño inocente veo una ilusión de vida, de futuro y en cada anciano la gratitud.

Todas estas visiones son para mí como los motores que impulsan y avivan en esta tarea colosal pero necesaria, difícil pero gratificante.

Cómo no decir que me sorprende los contrastes que ofrece nuestra sociedad y que solo se pueden percibir en la ejecución de estas tareas: calles, edificios, servicios públicos, escuelas, personas, carros lujosos y tantas pruebas de riqueza tan cerca de lugares en los cuales falta casi todo.  Calles que no conocen pavimento, casas apiñadas y sin los servicios públicos completos, niños que no tienen parques de recreación, basuras en cualquier esquina, familias que a duras penas consiguen el alimento y lo demás son solo sueños.

Algunos que todo lo tienen, piensan que la pobreza es un estilo de vida y que ellos viven así porque lo quieren.  No se han dado cuenta que la pobreza es una trampa que abraza a sus víctimas llevándolas en una trayectoria de círculo vicioso.  Son familias con tan bajos ingresos que no alcanzan a enviar a sus hijos a la escuela, estos niños crecerán sin educación y serán adultos sin posibilidades de acceder a buenas empleos, tampoco tendrán buenos ingresos y sus familias se verán condenadas a las carencias de todo orden.  Como no tienen casa ni posibilidad de conseguirla deben vivir pagando un arriendo que puede llegar a la mitad de los ingresos familiares, lo que queda solo se puede utilizar en alimentos y las demás necesidades se quedan sin satisfacer.  Estas familias deben vivir en zonas que no ofrecen seguridad, que no cuentan con servicios públicos,  ni escuelas,  ni hospitales,  por lo cual la salud de las familias se ve constantemente amenazada.

Como no hay escuelas, ni parques de recreación, ni bibliotecas entonces los niños y jóvenes se ven en las calles expuestos a riesgos que encarnan los vicios, la delincuencia y las drogas. Esto convierte a los barrios subnormales en fábricas de delincuentes, de allí surgen los  muchachos que por unos pocos pesos se convierten en sicarios, en mulas del narcotráfico, en atracadores o integrantes de bandas criminales.  La pobreza no deja un espacio a través del cual se pueda escapar, por eso es una trampa.

Pero en todo este panorama de confusión aparece la estrategia Unidos como una puerta de luz y esperanza. Saber que estas familias no están solas en su lucha, saber que sus sueños tienen un plazo en el tiempo y que esa trampa a la cual  me he referido tiene por fin un contendor real, cada uno de nosotros con nuestro  trabajo bien hecho, con la claridad de lo importante que resulta  nuestra tarea para el logro de los objetivos.

Si bien no llevamos con nosotros la solución a tantos problemas de tantas familias, resulta claro que esta tarea está ayudando a muchos a encontrar y a construir un camino sobre el cual ellos mismos irán saliendo de sus dificultades con el uso de sus fuerzas, con el desarrollo de todas sus capacidades y apoyándose en su propia templanza.

Quiero agradecer a Dios y a la vida que me dan la oportunidad de conocer a personas tan valiosas que con sus vivencias me ayudan a nutrirme en esta experiencia de vida y de lucha, de trabajo mancomunado con quienes más necesitan de nuestras fuerzas, de nuestros saberes, de nuestro interés y de toda nuestra capacidad de trabajo.

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